viernes, 5 de junio de 2009

EDITORIAL

Se extraña su molesto perfeccionismo cuando objetaba un punto o un acento que distraidamente se fugó.
Se extraña su presencia insistente, pidiendo que buscáramos datos en internetpara interpretar realiiidades. Pidiendo que movilizáramos a los doscentes para que ellos movilizaran a sus alumnos, para que por inercia se movilizaran sus padres.
Se extraña su prédica constante, hablándome de una escuela de puertas abiertas, donde los chicos tengan ganas de venir, y los padres fprmen parte real de lo que se llama comunidad educativa.
Se extrañan sus apresiaciones sobre educasión, que siempre mostraban algún detalle que no teníamos en cuenta.
Se extraña cuando todas las mañanas venía con su disqquette para que le imprimiera lo que había escito la noche anterior: un cuento, un proyecto comunitario, un bosquejo de una radio escolar, algún borrador de una nueva obra de teatro, o algún otro delire trasnochado, que luego sabía transformar en una realidad palpable.
Se extraña al tipo servicial, que no tenía reparo en prestarnos un libro, grabarnos un cassette, sacarnos del paso cuando había que escribir algo de apuro.

Pero, justamente porque tenemos tantas cosas para extrañarlo, es que vamos a tenerlo presente, cuando cada día abramos alguna puerta de algún lugar de la escuela....

No hay comentarios: