Dentro de mis recuerdos personale, de mi niñez especificamente, aparece en mi memoria un hombre jóven, de pelo largo y aspecto hippie que me hacía bromas constantes y se divertía con mis reacciones.
Esto se extendío durante mi adolescencia ya que compartíamos viajes en el tren de Grand Bourg a Villa Martelli, en los cuales, durante meses, me hizo creer sobre la existencia de una sirena en una estación determinada. Sirena que nuncaexistió ya que él, muy hábilmente y hasta fumando emitía ese raro sonido.
El tiempo pasó y nuestra relación fue cambiando, pero en mi recuerdo quedó ese extraño de pelo largo.
Luego su cabello se fué tiñendo de canas y su barba se raleó.
Su vida reflejaba a un hombre cambiante. Pasaba de la alegría a la tristeza, del bullicio a la quietud, pero algo se mantenia constante en su vida: disfrutaba, o por lo menos eso parecía de sus momentos de soledad, en los que se sumergía en su refugio repleto de libros, discos y escribía...siempre escribía.
Así era. Naufragaba a un lugar de sueños a veces imposibles de concretar. Soñaba con cambiar el mundo. Soñaba y sus sueños se reflejaban en sus escritos en donde las palabras no siempre eran comprendidas. Su lenguaje era muy especial y no todos comprendíamos sus mensajes.
Alejandra Frandolich.
viernes, 5 de junio de 2009
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